Cada uno explica sus rutinas alimentarias, las dietas que ha seguido, los contenidos de las semillas exóticas que come, lo que evita como al demonio, los pecados alimentarios que comete a sabiendas...
Frau Federica, que ha estado escuchando su conversación interviene.
Hay que ver lo que hace el aburrimiento y la moda! Yo no me aburro nunca y como de todo. Mi dieta es la del animal salvaje, no la de los animales domésticos, que también se vuelven neuróticos. Me dejo llevar por mi instinto, como lo que me apetece cuando tengo hambre y bebo cuando tengo sed aplicando, por supuesto, un sentido común, evitando la glotonería, y si un día me doy un banquete, pues me lo doy, y sin remordimientos posteriores. Pero claro, está dieta no es entretenida puesto que no tienes ni que pensar en ella. Lo vuestro sí llena el día.
Habéis perdido el sentido del placer del buen comer y el buen beber. Para vosotros la comida es una preocupación y una fuente de sentimientos de culpabilidad. Y las preocupaciones y los sentimientos negativos pasan factura.
A Mr. Steven y a Amanda, como siempre sentados en la terraza, se les ha unido una amiga de ella, Erundina, una adicta a la cirugía estética. El encuentro ha sido casual, estaba en una tienda vecina comprando productos dietéticos y vió a Amanda.
Cuando Amanda le ofrece vermut le dice que casi no bebe pero que se tomará un poquito para brindar. A la hora de estar sentada allí casi se ha bebido la botella y sus risotadas se oyen a distancia. Gracias a esto podrá disfrutar en los próximos días del placer del arrepentimiento, el verdadero placer del pecado.
En un momento en que se ausenta para ir al lavabo, Mr. Steven comenta irónicamente.
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